Adiós...

Se que siempre serás para mi algo especial, así eres… especial, porque esa peculiaridad en ti, que después me pareció tan familiar, realmente es muy difícil de encontrar, pero para ser sincera, no me gustaría volver a encontrarla jamás.

Olvídate para siempre de los sueños que alguna vez tuvimos, ahora no son más que palabras que acompañan aquellos recuerdos, promesas, sentimientos, aquellos que están en el cielo formando parte de su magia inalcanzable.

No me pidas perdón porque muy en el fondo siento que no son más que palabras al viento, son una disculpa para ti mismo, y sinceramente aquellas palabras lo único que crean en mí son pequeñas heridas que tienen el veneno de tus promesas, el veneno de tu mirada cuando me dices que me amas… tu no sabes lo que haces, no sabes lo que se siente, no lo sabes porque jamás conociste el amor.

No me busques ni esperes que yo lo haga, porque al hacerlo lo único que logras es alejarme un paso más de mi camino, no eres lo que busco, no lo serás nunca y no puedo esperar de alguien algo que no tiene, no puedo esperar recibir algo de un alma vacía y mucho menos imaginar a mi príncipe azul pintado en tu rostro, en aquella mirada confusa que decía tantas cosas, y al mismo tiempo, nada…

Vete para siempre, aquí ya no eres bienvenido, vete con tus bellos ojos, con tus besos, con tus promesas, con tus palabras… aquí no sirve de nada tenerlos, sólo lastiman y hieren algo que de verdad necesita sanar… y tu presencia, tus acciones, tu manera de ver la vida, no ayudan ni ayudarán a reparar la mía… y parece que no te das cuenta… pero no te preocupes, yo ya lo hice por ti.

No intentes ser diferente, yo jamás volveré a intentarlo, porque encerrarme en mi propia cárcel sólo es un obstáculo cada vez más grande para llegar a aquello que realmente me llama, me aleja de mis sueños, de poder tener algo distinto a aquellas ilusiones vacías, de poder alcanzar el cielo... no me detendré, no te detengas, después de tanto tiempo sólo puedo decir una cosa… adiós…