lunes, 23 de febrero de 2009

Infierno

Era un día normal, como aquellos en que todo pasa como siempre y no valoramos por no ser algo extraordinario, aquellos en los que nos sentimos tranquilos por ser algo que consideramos normal, y aunque lo normal es relativo, esto crea un orden en nuestra vida diaria del que ni siquiera nos damos cuenta, hasta que lo perdemos.
Como iba diciendo, era un día como cualquier otro, iba en el carro que tantas veces he manejado con alguien que tantas veces me ha acompañado, mi primo. Veníamos de regreso de Nuit, aquel lugarcillo que tanto nos gusta y al que hemos ido un millón de veces, nada podría salir mal, nunca había salido mal, ¿por qué tenía que ser ésta la vez en que algo pudiera salir mal? No había manera…
De pronto, camino a casa de mi primo, faltando sólo diez minutos para llegar a ella, con el poco tráfico que hay a esas horas de la madrugada y el gusto que te da regresar a casa habiendo pasado una buena noche, de las que abundan dentro de nuestro contexto de vida adolescente, en las que unas tres copas de alcohol empiezan a quitarte todas las preocupaciones que se puede tener en esta edad, en las que la escuela y todas las “millones” de tareas que se tienen que entregar a la semana siguiente se olvidan… Una buena noche sin duda, hasta aquel momento lo había sido.
Iba manejando, y de repente mi primo empezó a oír una sarta de blasfemias que iban sobre el conductor que estaba a punto de interceptar mi carro… lo interceptó, y perdí todo, perdí las fuerzas para gritar, para reír, para seguir soñando en lo que había sido una excelente noche, ya no había más… sólo obscuridad.
De repente empecé a encontrar claridad dentro de la obscuridad, no, no era claridad, era sólo que empezaba a encontrarle forma a las cosas, todo seguía siendo sombrío, pero ya había gente a mi alrededor, incluyendo a mi primo, pero él no parecía ser quien yo conocía, era su cara, sí, era él, pero había algo en su mirada que no me resultaba familiar, de hecho nada ahí lo era, todo estaba fuera de lugar, como cuando entras a un lugar que te da mala espina, como si sospechara que algo malo iba a pasar pero no sabía qué… Aun así tomé su mano, era él lo más cercano a lo conocido, lo que menos miedo me daba en aquel lugar extraño, así que la tomé y avanzamos juntos hacia lo desconocido, sin saber a dónde ir.
En poco tiempo nos dimos cuenta de que todo lo que observábamos representaba, de alguna forma, parte de nuestra verdadera vida, las avenidas, las casas, la gente. Sólo que había algunas diferencias, diferencias bastante significativas.
Las avenidas se habían convertido en un mar de gente viviendo en desgracia, tirada, pidiendo limosna, borracha, drogada… los comercios que rodeaban nuestra comunidad, se hallaban ahora llenos de adicciones, eran todos ellos bares, antros, cervecerías, pero no de aquellos que nos solían gustar, eran lugares de mala muerte, donde la sola sonrisa promiscua de la gente te hace querer correr inmediatamente por miedo a encontrarse cara a cara con alguna situación que podría marcar de por vida a alguien, de aquellas de las que habíamos oído pero jamás vivido.
Encontramos la casa de mi primo, no era del azul que suele ser siempre, un azul brillante, por el contrario, era de color grisáceo deslavado, como si la casa hubiera perdido el espíritu al igual que todas las demás cosas. Entramos y no había nadie, estábamos solos y el silencio que ahí habitaba era peor que cualquier sonido que pudiese haberse escuchado jamás.
Salimos de la casa, el olor putrefacto del aire me causaba unas nauseas sobrenaturales, a mi primo parecía pasarle lo mismo pero no dijo nada, estaba perplejo, como si quisiera saber el porqué de tanta desgracia, cómo si quisiera entender lo inexplicable.
Seguimos caminando… sin saber cómo ni porqué nos dirigimos hacia la escuela de mi primo, no es una escuela muy grande y él solía conocer a la mayoría de la gente, pero cuando llegamos a penas y reconocía a alguien que parecía ser Brando, su mejor amigo, no sabía sí era él porque sus ojos no eran lo mismos, tampoco su hermosa y amigable sonrisa… por el contrario, era una sonrisa malvada, al igual que todo lo que ahí había… maldad, no parecía ser nada más que maldad.
Aun así, el más mísero trozo de pan te puede parecer un banquete cuando has estado en ayunas durante días, por lo que permanecimos con el extraño conocido amigo de mi primo. Nadie más nos conocía e incluso entre nosotros nadie parecía conocerse, ni siquiera a sí mismo, cómo si nuestro espíritu se hubiera ido al igual que él de la casa, el de la ciudad, el de la sonrisa de Brando, nada era real, nada existía, todo lo que parecía ser normal para nosotros se había tornado en obscuridad.
Así empezábamos a vivir, siguiendo ese ritmo de vida, perdiendo el sentido humano de nuestras acciones, ya no pensábamos, sólo actuábamos. El falso amigo nos dirigía a los lugares de mala muerte donde todos por ahí parecían asistir, no nos quejábamos, cómo si se fuera convirtiendo poco a poco en algo normal dentro de lo anormal.
Empezamos a fumar en exceso, a tomar en exceso, a mentir para conseguir lo que el vicio nos exigía, a comer desordenadamente, y así nos fuimos perdiendo en la falsa realidad de nuestra existencia.
Pecado tras pecado ese infierno se iba convirtiendo en un abismo negro en donde parecíamos caer día a día sin poder hacer nada para volver a ver luz en nuestras vidas, sin poder hacer nada para parar de caer en el agujero en el que la vida nos había metido.
Unas horas después del accidente sentí mi respiración acelerada, pude abrir los ojos, me dí cuenta de que estaba en un lugar blanco, ya no parecía estar todo muerto, sólo blanco… era un hospital, a mi lado estaba mi primo, y al otro lado unas lágrimas caían sobre mi rostro y una voz me decía, lo siento, es sólo que no puedo creer que estés despierta… me parecieron eternas las horas, era mi mamá, feliz porque había despertado, pero nadie podría estar más feliz que yo.
Esto es el infierno para mí, un lugar donde se pierde el sentido de lo que conocemos, donde lo nuestro no nos pertenece, donde las leyes que rigen nuestra vida se tornan totalmente en contra de lo que queremos, de lo que amamos, de lo que somos.

La sombra del viento :)





La novela la sombra del viento nos muestra la capacidad que tiene el ser humano para amar, y sobre todo lo que este sentimiento puede hacer con el curso de nuestra vida, con nuestros sueños, con nuestros ideales, con nuestras metas, puede significar todo y puede lograr que ese todo se vuelva nada.
Las historias mezcladas y encontradas de los personajes principales Julián Carax y Daniel tienen como centro a dos parejas cuyo amor termina dándole significado a todo y resolviendo cada misterio.
Carax da todo de su vida y talento a una persona, Penélope, las acciones de su vida giran en torno a ella desde que la conoce. El no alejarse de la familia Aldaya pareciendo interesado por las expectativas que tenía Ricardo Aldaya con él, ocultar secretos y preparar un futuro, todo fue producto del amor, incluso cuando se va a Francia abandonado pero conservando la esperanza de que volverá con Penélope. Sus historias no tienen más que el espíritu escondido del alma que ama, que quiere regresar a lo que más desea, describiendo paisajes de Barcelona, la casa de los Aldaya y ocultando el dolor que sentía en los hechos trágicos y misteriosos. Las palabras son una forma de darnos a conocer y no siempre se puede ver literalmente a través de ellas, no todos le tomamos el mismo significado a un texto o una poesía, depende de como nos sintamos así como sucede casi siempre con la música.
Julián regresa a Barcelona con sólo un propósito y en sus planes no estaba encontrar ni a su padre ni a su madre y sus amigos quedaban en segundo plano, él venía por amor y si no estaba Penélope la vida ya no valía la pena, ella era la única mujer que iba a llegar a amar llegara quien llegara a su vida así como Nuria Monfort quien podía ver en él un ser vacío cuyos ojos y corazón sólo pertenecían a otra persona de la que jamás sería dueña . La mujer tiene la capacidad de ver a través de la piel y los ojos de un hombre, se da cuenta de cuando en ella ven a otra mujer y sólo usan su cuerpo y su compañía como medicina para calmar el dolor de la ausencia de otra persona, pero muchas veces las mujeres aman tanto que son capaces de soportar el no tener el corazón de quien tiene el suyo, dan todo sin esperar recibir nada y estando concientes de ello entregan todo lo bueno que puede haber dentro de su ser, aunque queden vacías con odio a ellas mismas y a sus acciones, metidas en problemas donde parece no haber salida pero en realidad donde no hay salida es en su corazón, y ellas son las dueñas de la llave de su propia celda, pero se niegan a salir no importando cuanto les pueda doler. A Nuria Monfort no querer salir de su prisión la llevó a casarse con alguien a quien no amaba sabiendo perfecto que él sufría, a esconder secretos, a vivir intentando escapar de personas tras una historia que no era directamente suya y finalmente la llevó a la muerte convirtiéndose en la única que sabía la historia de Julián Carax y Penélope Aldaya por haberla convertido en suya también.
El amor nos lleva a hacer cosas que nunca imaginamos y nos hace llegar a donde nunca pensamos llegar antes de caer en el hechizo, y así como existe sufrimiento que parece ser eterno, también salen cosas buenas que hacen que todo en una historia, que a la vista del enamorado es dolorosa, sea para otros una esperanza. Esto pasa cuando Julián ve en Daniel otra versión de si mismo y se ve involucrado en una parte importante de su vida, se da cuenta de que Bea es la Penélope de Daniel, que también tiene la posibilidad de perderla y empieza a sentir una gran necesidad de salvar lo que no era suyo viendo esa nueva historia como un nuevo propósito en la vida, una razón más para seguir después de haber perdido lo más valioso que tenía en el mundo, pero igualmente basándose en lo que él amó en el pasado y amaría por el resto de su vida.
En la sombra del viento el amor es eterno y desinteresado, es el centro de la vida de no una persona, si no todos los personajes que giran alrededor de la historia, por intereses y caminos distintos pero siempre llegando a lo mismo. Sentimientos de odio, rencor, desesperación y esperanza que giran alrededor de uno sólo que es el amor.

domingo, 22 de febrero de 2009

Ver y estar ciego



El libro Ensayo sobre la ceguera de José Saramago intenta hacerle ver a sus lectores lo que pasaría en un mundo donde las personas pierden el sentido del tiempo, la compañía humana y las rutinas de la vida, se vuelven como animales, ajenos a todo lo que los rodea porque no saben cómo utilizarlo y nos hace reflexionar acerca de que las personas se encuentran realmente solas dentro de un mundo que ni ellas mismas entienden.
Cuando el ser humano se siente en poder de ser él mismo puede controlar todos los aspectos de su vida sin siquiera detenerse a pensar por qué los hace o por qué actúa de determinada manera. Desde pequeños aprendemos todo lo que se supone deberíamos saber para vivir de una forma práctica y útil, pero son pocos los que viven más allá de la rutina, son pocos los que tienen razones para moverse en el mundo en el que viven, razones humanas así como lo son la compasión, el amor, la caridad, las ganas de superarnos a nosotros mismos, la ética, etc. También son pocos los que tienen una correcta apreciación de la compañía de las personas, no las ven como algo importante o puede ser que las consideren esenciales en su vida, pero a ciegas pues no saben realmente lo necesarias que podrían llegar a ser.
Lo que el autor del libro quiere darnos es la oportunidad de entender que dentro de este mundo organizado de una forma a veces buena y a veces no tanto, no hay nada seguro, no hay nada que podamos tomar como nuestro y basarnos en ello para tomar decisiones o para ser quienes creemos ser porque puede llegar el momento en que nos encontremos sólo con lo que está encima y dentro de nosotros, nuestro corazón, nuestra piel, nuestro cuerpo, etc. Cuando ni siquiera la salud de éstos nos pertenece. También nos da la oportunidad de reflexionar sobre lo que es ser realmente “humano” lo que entendemos por características que forman parte de todos nosotros y que nos dan algo más que sólo brazos, piernas, ojos, nos da la capacidad de actuar de manera superior a cualquier otro ser en el mundo y sobre todo percibir emociones ajenas a los instintos animales como son la honestidad, la caridad, la necesidad de querer ayudar a quien está a un lado nuestro.
Pero por el contrario, se le dice “inhumano” a un comportamiento que atente violentamente contra alguien (física, mental o sentimentalmente), tal vez pensando en que la naturaleza del humano es mantener a la especie, por lo que hay que protegerse unos a otros. En este caso, casi todo ser humano es prácticamente inhumano, pues cuando se trata de sobrevivir no pensamos en perpetuar la especie o en ayudar a la humanidad, pensamos en sobrevivir nosotros mismos, tomamos una actitud egoísta, aunque fácilmente justificable; un ser humano en peligro piensa en salvarse, sobre todo tomando en cuenta el inesperable temor a la muerte que más bien se basa en un temor a lo desconocido, un temor a no saber a qué nos enfrentamos; ese temor, más bien, es lo que caracteriza la naturaleza del ser humano que lo obliga a seguir en este mundo a veces sin pensar en una buena razón para hacerlo, simplemente por miedo.
Saramago trata de mostrarnos en este libro la triste realidad de la sociedad actual, todos estamos ciegos porque no nos queremos dar cuenta de lo que pasa a nuestro alrededor; pretende hacernos lanzar una mirada crítica hacia nuestro mundo, que miremos un poco lo que somos y en lo que nos hemos convertido tratando de huir de nosotros mismos y de nuestra naturaleza, tratando de no ver la crueldad que en el mundo existe, la miseria en la que viven las personas, no sólo miseria material, sino espiritual.
Saramago nos enseña qué pasaría si nos encontráramos lejos de todo lo que conocemos, donde nuestros nombres no valen nada porque lo que nos identifica es nuestra voz, nuestro olor, nuestra manera de actuar, donde todo lo que pensábamos ser es algo que realmente no existe, pues es la vida la que nos pone en determinadas circunstancias que nos llevan a ser lo que somos, pero si ésta nos pusiera en otro contexto nuestra identidad sería algo relativo y voluble por lo que es fácil perder la noción de nosotros mismos. También nos enseña que no podemos escapar de lo que somos, que debemos dejar que las cosas se den como se tengan que dar y pasen como tengan que pasar, pues si huimos estaremos siempre parados en el mismo lugar sin dar un paso a lo que es esta vida. Todo tiene un cómo, un por qué y un para qué y la ley física de acción y reacción sirve para todo en la vida, todo acto tiene una consecuencia.
La mujer del médico no es sólo la excepción a una sola regla, la de tener que quedarse ciego por estar cerca de algún otro ciego, es también la excepción a muchas otras cosas que se relacionan con la primera, es la única que supo como sobrellevar una situación tan difícil, que actuó con humildad, con honestidad, con amor, quien no perdió la cabeza a pesar de ser quien, viéndolo todo, tenía todas las razones para hacerlo, es quien no huyó desde un principio del mal que acechaba porque la preocupación por su esposo fue mucho más grande que la de quedarse ciega, así como después la necesidad de ayudar a toda esa gente.
Todos en el libro, y casi todos en la vida nos cegamos ante una serie de realidades crueles, difíciles, extrañas, de las cuales nos creemos ajenas pero no lo somos, ya que somos nosotros los que deberíamos intervenir y poder hacer de aquello que nos rodea algo mejor, y no sólo las personas que creemos deberían intervenir por no creernos capaces de hacerlo por nosotros mismos.
“Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, Ciegos que ven, Ciegos que, viendo, no ven.” (Saramago, 420)

lunes, 2 de febrero de 2009

Amor

La gente siempre se caracteriza por seguir patrones de comportamiento y actuar de cierta manera en determinadas situaciones, lo que las califica como extrovertidas, serias, despreocupadas, románticas, realistas, etc. Se puede confiar en que alguien actuará de alguna manera si planteáramos algún acontecimiento en su vida aunque no sea necesariamente real.
A veces, el amor y sentimientos igualmente profundos pueden hacer que la forma de ser de las personas se agudice, haciendo cosas que jamás pensaron que harían, cosas que rebasan los límites de su comportamiento normal y que pueden llevar a situaciones complicadas e inesperadas tanto para ellos como para los que se ven involucrados, tanto así que se llega a perder la razón y se llega a lastimar inconcientemente a seres queridos, o al ser amado.
Se puede amar a una persona de maneras muy distintas, pero siempre que se tiene este fuerte sentimiento hacia alguien se hace de una manera irracional, puede llegar a ser bueno si es correspondido de la misma manera, pero si no es seguro que la otra persona tendrá control sobre la situación, pues su forma de razonar es muy distinta a la del enamorado, puede actuar en su beneficio más que en el de su pareja, o si no es su pareja, que en el de la persona que lo ama, aprovechándose de sus sentimientos y de lo que él o ella podría llegar a hacer por esta persona.
El amor en su forma irracional puede hacer que perdamos el sentido del bien y el mal, llegamos a cometer actos que jamás consideraríamos en nuestro estado normal si es en beneficio de la persona a la que amamos, actos que pueden llegar a tener consecuencias muy malas o pueden llegar a dañar algo más que nuestro corazón y nuestro orgullo, que pueden llegar a dañar a terceros o a nosotros mismos de manera no sólo emocional, sino física y materialmente.
Alguien a quien amamos puede llegar a quitarnos todo, lo logra fácilmente junto con una venda que nosotros mismos ponemos en nuestro rostro, con nuestras propias manos, y se lleva todo lo que nos pertenece, nuestra personalidad, nuestras metas, nuestro futuro, nuestra forma de ver la vida y si vamos más allá de lo emocional, nuestro dinero, pureza y virtudes.
Pero no siempre es así, también puede haber quien nos haga ver más allá de lo que queremos, quien cambie nuestra forma de ver el mundo y el futuro de manera positiva, haciendo de la vida algo mucho mejor de lo que ya teníamos por tener una razón para ir más allá de lo logrado hasta ese momento y la única manera en se puede llegar a esto es teniendo a una persona que sienta lo mismo hacia nosotros, cuya personalidad y cuyas metas e ideales nos complementen de una manera igualmente irracional pero inexplicablemente acertada,
El amor puede llevarnos a cometer actos de locura, sin embargo, cuando estos actos nos dan como resultado una reciprocidad hacia la persona que amamos, nos invade un sentimiento único de placer y felicidad, es una sensación de bienestar con uno mismo indescriptible y que todos llegamos a sentir en algún momento, una sensación que nos invita a seguir haciendo este tipo de “locuras” por aquellas personas a quienes más estimamos.
El amor es algo que sólo puede ser comprendido por quien lo vive y que nunca será de la misma forma para todos. Desafortunadamente, es un concepto bastante subjetivo, por lo que cada quien tiene una concepción diferente de lo que es realmente. A pesar de que todos entendemos el concepto en general, amamos de manera distinta. Existen quienes son más expresivos, quienes necesitan de un mayor afecto para poder sentirse amados, quienes les cuesta mucho poder decir lo que sienten, etc. Todo esto hace que el amor sea un tema sumamente complicado debido a que erróneamente a veces tenemos la impresión de que todos aman igual. La reciprocidad se ve afectada por el concepto que cada uno tiene acerca del amor, pues no siempre la persona a la que se ama te ama de la misma manera si lo ves sólo desde tu perspectiva.
El amor es un sentimiento que afecta bastante nuestro comportamiento diario, aún en las cosas más insignificantes, el amor por otra persona, por ejemplo, nos lleva a hacer cosas que normalmente no haríamos, aún cuando realmente no sepamos la postura que tiene el ser amado acerca de nosotros. Es por esto que muchas veces el amor conlleva a la decepción y tristeza, es verdad que no podemos dejar de amar solamente por no haber encontrado a alguien que pueda correspondernos de la manera que esperamos.
Lo cierto es que al ser personas que vivimos en una comunidad y constantemente interactuamos con otras personas, es imposible excluir al amor de nuestras vidas, ya que sin él, la mayoría de las relaciones con otras personas sería imposible.